presenta
Los Abuelos (o cómo el futuro nos llega a todos)
De Guido
Inaui Vega
Estreno y Funciones
Fecha de estreno: sábado
11 de Marzo
Funciones: Sábados
19.30 hs
Teatro: Espacio
Cultural Urbano
Dirección: Acevedo
460 (Villa Crespo)
Duración del espectáculo: 60 minutos
Entrevista: Guido
Inaui Vega
Rol: Director y dramaturgo de “Los Abuelos (o cómo el
futuro nos llega a todos)”
¿Cómo fue empezar a escribir la obra? ¿Cómo fue que surgió
la idea de llevar esta obra al Teatro?
A veces uno no sabe bien de dónde surgen las imágenes o las
ideas. A veces simplemente salen. Mi idea la empezar a “cranear” esta obra era
la de contar la historia de 5 abuelos, que no se resignaron, que no son el
estereotipo de “abuelito”, que tienen una vida, que son vitales, que no se
rinden ante la vida ni la muerte, ni a una enfermedad. La pelean, como la
peleamos nosotros durante la vida, pero ellos la siguen peleando. Porque, como
dice el título, “el futuro” (ese futuro, la vejez) nos va a llegar a todos.
Depende de cada uno el “cómo” nos llegue. Y el tema es que a ellos no les llegó
como lo soñaban. No tienen un mango, y el club que los reúne se está viniendo
abajo, y no tienen los medios para hacer nada.
Y así fue como empecé a escribir esta obra de abuelos, hijos
y nietos. Y luego, paso siguiente, conforme un grupo y empezamos a ensayar.
¿Cómo armaste el grupo conformado al día de hoy?
Con algunos ya venía trabajando y el resto se sumaron a
través de audiciones. Audiciones con mucha gente talentosa. Y así arrancamos.
¿Llevó mucho tiempo el armado de la obra y proceso de
ensayos?
Particularmente el proceso de ensayos de esta obra sí llevó
su buen tiempo, casi un año.
Debido a que los personajes de los “abuelos” los interpretan
actores jóvenes, y fue una gran búsqueda y trabajo conseguir la corporalidad,
los movimientos, los pensamientos y las reacciones de esos personajes. Todo el
grupo es muy talentoso, y buenas personas por sobre todo, y eso hizo que pronto
la magia diera lugar, y la actuación se luzca junto a la historia. Prontamente,
después de mucha observación, de probar y probar, esos cuerpos fueron tomando
vida, la vida de esos seres que protagonizan la obra.
¿Qué cosa o qué sensaciones te dejaron luego de la primera
función y de la primera temporada?
Una sensación de un gran trabajo hecho que se notó sobre
escena. Y también la satisfacción de que se logró conseguir climas y
complejidad en las actuaciones. Pero también la certeza de que debíamos seguir
trabajando para el reestreno, para sumar cosas, ideas.
Las funciones siempre son de gran aprendizaje. También se
notó las ganas de más, de que la temporada del año pasado fue corta, y todo el
grupo (y me incluyo) teníamos ganas de más funciones.
Básicamente, y sin contarnos el final de la historia, ¿Qué
nos cuenta la obra?
La obra nos cuenta la historia de un club, de sus
habitantes, de un país.
Cinco abuelos son los últimos visitantes de aquel club de
barrio, donde vivieron sus momentos más felices, donde formaron una familia,
donde vivieron casi toda su vida; sus esperanzas, sus tristezas, sus amarguras,
y sus amores.
Ellos, y sus descendientes siguen visitando las
instalaciones del lugar, su hogar. Pero el club se está viniendo abajo, y nadie
tiene plata.
Los abuelos están incómodos con la realidad que llevan, no
es el “futuro” que ellos soñaron, no es la vejez que esperaban. Aún la siguen
remando, aún la siguen peleando. Y no les gustaría dejarles todos sus
problemas, deudas y frustraciones a sus hijos, a sus nietos. Entonces, ¿qué
hacer cuando se está atado de manos y pies, cuando ya no se es parte del
“sistema productivo”?
Otra de las preguntas que rondan la obra es: ¿qué seríamos
capaz de hacer por un futuro que no vamos a ver?
El resto (y hay mucho más)… es la obra.
¿Cuál fue el mayor desafío, al momento de encarar el
proyecto?
El mayor desafío fue lograr que cinco actores se transformen
en cinco abuelos. Pero no el estereotipo fácil que hasta el más alejado del
mundo de la actuación lo consigue. Un abuelo hecho y derecho, con matices,
complejos, con historias, y con muchos secretos.
Ese fue el primer y mayor desafío. Y por lo que se ve en el
escenario, se logró con creces.
¿Qué aprendiste (o seguís aprendiendo) en este proyecto y
por qué la gente debería ver su obra?
Aprendo que vale tomar riesgos, que las “ideas locas” valen
la pena. Que con esfuerzo, pasión, garra y talento, todo es posible. Que cuando
las cosas cuestan más, así debe ser, algo hay que aprender. Que hacer teatro es
y sigue siendo hermoso cada día, cada ensayo, cada función, cada noche. Que es
posible hacer una obra “grande” como ésta en el “independiente”, absolutamente
off.
Que no nos tenemos que olvidar de los abuelos, y de los
chicos, que lo sociedad está patas para arriba. Que se le da más tiempo y
energía a pequeñas estupideces y menos a quienes más saben o más historia
tienen para que aprendamos, los queridos abuelos. Que el tiempo muchas veces es
igual al amor. Y que hay que dedicarle más tiempo y amor a los “excluidos”, a
los “no-trabajadores”, a los “no-útiles” según la gran parte de la sociedad:
los chicos y los abuelos. Ellos son pasado+futuro = presente. Ellos son los que
hicieron y van a hacer la diferencia, y que valga la pena un país, una
sociedad, un mundo.
La gente debiera venir por todo esto, por lo bella que es la
obra. Lo cómico + lo emocional. Hay que recordar qué es lo importante, porque a
veces tantas lucecitas de colores, tanta tecnología, tanta televisión, nos hace
olvidar de lo verdaderamente importante: las personas que tenemos al lado, que
nos acompañan. Ellos lo son todo. Y ésta obra lo recuerda, pone el énfasis
donde nadie lo pone, donde hay que ponerlo. Y dónde es necesario mirar.
Después de años en el teatro (entre estudio, escribiendo y
dirigiendo), ¿qué tipo de obras y qué obras son tus preferidas para actuar y
para ver?
Las que valgan la pena, las que hagan reflexionar y
movilicen al espectador/lector, las que sean bellas, sensibles, particulares,
únicas. Las que tengan un contenido que pueda modificar a cada persona que la
vea/lea. Las que nos hagan soñar y nos hagan imaginar un mundo mejor, pero un
mundo posible y hecho por nosotros mismos. La que nos marque los errores de las
actitudes y acciones que hicimos naturales (la incomunicación que crea tanta
comunicación, por ejemplo. Miren a la gente caminar en la calle, ya no mira
hacia adelante, mira a sus celulares/tecnologìa).
La que nos modifique, y la que una vez que pasamos por esa
experiencia (leerla o verla), no seamos los mismos y nos haya marcado para
siempre.
Las que nos permita seguir haciendo teatro.
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