Hoy es un domingo tranquilo y apacible en la Ciudad de
Buenos Aires. Poco tránsito, poca gente en la calle. Seguramente porque el día
se presenta lluvioso y la gente que le suele a recorrer vidrieras, eligió un
lugar donde pasar este día gris. Por eso camine un poco por la zona del
Congreso Nacional. Y me encontré con el Teatro Del Artefacto. Y en su cartelera
vi una obra que me llamo la atención… “Por la Gloria” de Ricardo Halac.
TEATRO:
Ni bien ingresé al Teatro, sentí esa sensación de buena
onda. Un lugar donde se mezcla lo antiguo con lo moderno. Una pronunciada
escalera que nos lleva a la sala principal del teatro. Y unas cuantas puertas
que conducen a distintos salones, donde se ofrecen entre otras cosas… clases de
teatro.
Después de las presentaciones de rigor, y viendo mi gran
curiosidad por el lugar, me ofrecieron una pequeña guía sobre las instalaciones
del lugar.
Cuenta con dos salas. Una que es la principal, en un primer
piso. No cuenta con acceso para personas discapacitadas. Si bien está en
estudio ver la posibilidad de colocar algún sistema que ayude el acceso, todavía
no han conseguido lograrlo. La segunda sala se encuentra en planta baja, y es más
pequeña, pero no menos interesante.
También cuenta con un salón de té cómodo he interesante. Donde
tranquilamente se puede esperar a que la función de comienzo.
La cordialidad es lo que caracteriza a esta sala teatral, y
eso se vio reflejado principalmente el interés en que el espectador este cómodo
en la espera del comienzo de la obra, como en el ofrecimiento de una copa para
degustar un vino de la casa.
OBRA:
Luego de dar la apertura de la sala, nos invitan a pasar a
la sala principal, que como ya les había contado se encuentra en un primer
piso. Tras encontrarnos en la sala nos dan el aviso de apagar el celular y
solicitarnos que evitemos sacar fotos del espectáculo.
Las luces se apagan, y una voz en off suena en la sala. Ya
de por si el teatro tiene toda la apariencia de un estadio y la ambientación del
mismo ayuda a que lo parezca más aún.
La obra comienza básicamente con un PENAL, cobrado minutos
antes de que termine el partido… y a partir de ahí comienza una serie actos
desopilantes.
Frente a una excelente actuación de un joven actor (Juano
Tabarés) donde nos muestra una cierta cantidad de cosas que se le pasan por la
cabeza a un jugador de fútbol frente a la pelota en el momento de patear un
penal.
Desde la madre, la novia infiel, el dueño del club, y la tentación
de un árbitro corrupto, hacen que la obra no deje de sorprendernos acto tras
acto.
Dejando muy claro al final de la obra, que la pelota no se
mancha.
Muchas gracias al Teatro del Artefacto, por la excelente atención
recibida y por la información prestada para ayudar y mostrar aún más las antelaciones
del teatro. Laura, muchas gracias por
la invitación. Y como siempre muchas gracias al maquinista de la Línea B de subterráneos por traerme de
nuevo a mi casa.
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