¿A qué edad nació
esta pasión por la actuación que tenés?
Creo que
siempre estuvo, pero aproximadamente a los 12 lo pude percibir concretamente.
Me acuerdo que miraba algunos programas juveniles y quería estar ahí. (Lo se… sería más interesante decir que
se me despertó por leer Lorca o Bretch… pero fue Montaña Rusa y Amigovios. No
me juzguen.)
¿Cuál es el nombre de
la obra en la que estas actuando en estos momentos? ¿Cómo llegaste a ella?
Los domingos a
las 19:30 estamos haciendo un interesante policial negro llamado “El asesino de la ventana”, escrito y
dirigido por Daniel Piedrabuena. Llegué justamente por una propuesta suya. Leí
el libro, el personaje y me pareció un laburo que tenía ganas de encarar.
¿Qué personaje te
toco hacer?
Mi personaje es
un policía Tucumano, del pueblo de Monteros llamado Braulio Moya. Tiene una
personalidad muy interesante de interpretar y transitar que fuimos forjando
junto con el director.
¿Y cómo lo encaraste?
En general leo
el texto e intento entender por dónde viene el personaje, cuál sería la manera
correcta de interpretarlo, o al menos la que a mí me resultaría orgánica. A
veces acierto, otras no. En este caso con Daniel, el autor y director, se dio
que tuvimos visiones muy parecidas acerca de Braulio y eso facilitó mucho el
trabajo. Fuimos puliéndolo durante las pasadas, eligiendo que caminos convenía
tomar. Se me permitió hacer aportes desde lo escénico y lo interpretativo, lo
cual siempre se agradece. Y las veces que, desde dirección, me pidieron tocar
alguna tecla distinta a la que yo había elegido, creo que fue muy acertado. Así
que fue un lindo trabajo.
¿Cuál fue el mayor
desafío de este personaje?
Me divierte
mucho componer un personaje, sobre todo desde los detalles. Pero, en este caso,
claramente los mayores desafíos tienen que ver con su forma de hablar y su personalidad. En cuanto a lo
primero, Braulio es Tucumano. Tuve que entender e incorporar un acento que me
era completamente ajeno y, más allá de que considero que siempre se puede
mejorar, estoy bastante conforme con el resultado. Tuve la inmensa ayuda de mi
compañera de elenco Paula Napolitano quién, además de ser una gran actriz, es
tucumana y fue mi coaching estrella.
En cuanto a la personalidad, Braulio es totalmente opuesto a
mí, que soy un hiperactivo infumable que no se puede quedar sentado 5 minutos.
Este tipo es tranquilo, con una energía densa y pesada, irónico, calculador… y
tiene una sutileza en los gestos desde la cual expresa. Me pareció un laburo
hermoso de hacer.
¿Tus padres te
apoyaron en este camino artístico?
Mis padres me echaron de mi casa a los 18… después de
intentar convertirme en CEO de una empresa multinacional. Cuando se dieron
cuenta de que ni siquiera podía pronunciar la palabra CEO, hicieron un pacto
con narcotraficantes Albanos para que me lleven (Risas) Perdón… me fui de
tema... Era un chiste. Si, la verdad que
siempre me apoyaron y son mi público más fiel. No se si un actor era lo que
hubiesen esperado pero creo que viendo la forma en la que me tomo el laburo se
dieron cuenta de que iba en serio y estuvieron siempre ahí haciendo la segunda.
¿Cómo fueron los
primeros tus primeros pasos?
El colegio donde iba, en Santa Fe capital, tenía academia de
teatro y ahí me subí formalmente por primera vez a un escenario. Fueron tres años
donde hicimos “Sueño de una noche de verano”, de Shakespeare, “El burgués
gentilhombre” de Molliere y “Seis personajes en busca de un autor” de
Pirandello.
En Buenos Aires apenas llegué, en 2004 entré al elenco de
actores improvisadores de “Mosquito” Sancineto. Fue mi maestro en esa técnica,
la improvisación teatral, y me dio espacios que siempre le voy a agradecer. De
hecho hace unos meses, justamente, me propuso volver a su compañía como invitado
y me divierte mucho nuevamente hacer ese show que es, a mi criterio, parada
obligada de todos los que quieran ver y conocer la IMPRO humorística. Estamos
los viernes a las 23:30 hs.
¿Cuántos años ya
llevas arriba de los escenarios?
Aproximadamente 20 años. Empecé chico… tengo 21. Ok, ok, no
(Risas)
Me imagino que en
todos estos años debemos tener mil anécdotas ¿Cuál es la que más recordas, que
hoy nos puede robar una sonrisa?
Con el elenco
de Mosquito volanteábamos antes de la función vestidos con mamelucos rojos y
azules que eran los trajes del show. Yo vivía a media cuadra. Con un amigo y
compañero improvisador, habíamos terminado de volantear y, camino a mi casa,
nos para la policía para que salgamos de testigos en un arresto. Vestidos con
esos mamelucos simil Power Rangers intentamos explicarles que teníamos función
en un rato. Nos preguntan a qué hora y se ofrecen a traernos nuevamente al
teatro en patrullero. Nos llevan a la comisaría a declarar (siempre de mamelucos) mientras entre
los policías se molestaban y hacían chistes entre ellos. Cuando terminamos, uno
de los más copados nos sube al patrullero y nos deja en la esquina del teatro.
Un compañero que seguía volanteando no podía creer la imagen de nosotros dos,
vestidos para el show, bajando de un patrullero de policía. Su cara era
indescriptible. Y, para rematar, el policía que manejaba se asoma cuando nos
bajamos y grita “Y QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE LOS AGARRO VENDIENDO DROGA EN ESTA
ESQUINA”
¿Con quién te hubiera
gustado actuar?
No se si soy de pensar en que “me gustaría actuar con alguien”
en particular. Pero, puestos a delirar, con Marlon Brando y Al Pacino. Nacional
con Julio Chavez. Creo que a los tres les propusieron actuar conmigo pero se
negaron… tenían miedo que los opaque. (¿Cómo?... ¿es mucho?... si es mucho me
dicen, eh.) (Risas)
¿Qué canciones te
gustan más? ¿Cuál es tu estilo de música favorita?
Sin dudas Joaquín Sabina. Tengo cierta adicción a sus letras.
Voy a ir al psicólogo. (Risas)
¿Cuáles eran tus
sueños cuando eras niño? ¿Los llegaste a cumplir?
Soñaba que era
alto. No… no lo cumplí (Risas)
¿Qué les dirías a tus
seguidores acerca de los sueños que tienen de ser alguien en la vida?
En principio, si tuviera seguidores, les diría que mejor
sigan a alguien talentoso (Risas)
En cuanto a los de “ser alguien en la vida”, estoy medio peleado
con lo que socialmente te dicen que “debería ser” o suceder. Diría que cada uno
analice si es feliz y se siente cómodo con lo que hace. Si la respuesta es sí,
genial, a seguir por ahí. Y si la respuesta es NO… y se atreven, y quieren
hacerlo… que cambien de rumbo. Y que no se coman los condicionamientos
sociales, sobre todo eso.
¿Qué sentís cuando
estás en un escenario?
No se si lo
puedo describir. Siempre digo que el sexo y estar en un escenario son las dos
sensaciones más grandes de la vida. El problema es cuando las combinas… te
denuncian… en fin… (Risas)
¿Estudiaste en alguna
escuela de actuación o música? ¿Qué opinas de las escuelas de actuación que hay
en la actualidad?
Estudié en el
estudio de Augusto Fernández, Improvisación con Mosquito Sancineto,
entrenamiento actoral con Julio Chavez... entre otros. Me parece muy importante
formarse. Recomiendo esos lugares.
Más que de las
escuelas, a veces veo una cierta banalización de la profesión en la cual solo
se busca llegar a la tira de turno o a la fama rápida y sin preparación. No se…
me parece que si sos actor tenés que tener hambre de formarte, de laburar, de
investigar, de observar… de LEER. Un actor no puede no conocer ciertas obras,
ciertos autores… al menos en mi opinión.
¿Crees que el arte
escénico es importante en nuestras vidas? ¿Por qué?
Creo que el
arte, cualquier tipo de arte es fundamental. Es la forma más pura de articular
la expresión. Y la falta de expresión es un gran problema.
El nombre de esta
página es La Bitácora del Artista, como tal, ¿qué es lo que guardarías en la
Bitácora para que otros visitantes vean?
Un libro de obras completas de Lorca. Una escena de El
padrino. Una obra de Bretch. Una canción
de Sabina. Y un sándwich de miga de atún y queso.
¿Qué les dirías a las
personas a las que no le gusta actuar, cantar o ninguna actividad artística?
Que probablemente no es que no les guste. Sino que no han
tenido la oportunidad de encontrar eso que les despierte internamente los
canales de expresión que todos necesitamos. Que sigan buscando, que el arte es
infinito y hay miles de opciones. Y que, si tienen dólares, me los den para
comprarme una casa en Playa del Carmen y ponerme un barcito al lado del Mar
(Risas)
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