¿Cómo fue que surgió
la idea de llevar esta obra al Teatro?
Tenía muchas ganas de escribir una obra que contenga
ingredientes de los géneros que me gustan desde chico. El policial, el suspenso
y el terror. Géneros en el cual también
se incursiona poco en el teatro, pero no quería que fuera un producto extraído
puramente de la ficción, por lo que comencé un trabajo de investigación sobre
hechos criminales o asesinos seriales de Argentina en los cuales pueda
encontrar en alguno de ellos material atractivo para desarrollarla.
¿Llevó mucho tiempo
el armado de la obra y como fue la selección de los actores que la representan?
Un año prácticamente, desde que la escribí, si bien tenía la
idea y el bosquejo, fue en el taller de dramaturgia que realizo con el maestro
Adres Binetti que gracias a sus devoluciones y el aporte de mis otros
compañeros que la obra tomó ritmo, cuerpo e identidad. Después de ello fui uno
por uno a mostrarles la obra terminada a aquellos actores en los que imaginé
como sus personajes con la suerte enorme que todos me dieron el sí
inmediatamente. Salvo la aparición de
nuestro asesino que surgió de un casting de actores realizado para tal fin.
Básicamente y sin
decirnos el final de la historia ¿Qué nos cuenta la obra?
Pasando por El odontólogo que diezmó a su familia, la
envenenadora de las masas finas o el petiso de orejas grandes, comenzaba a
frustrarme por no hallar mi musa de inspiración para contar una historia basada
en hechos o crónicas reales, pero que al mismo tiempo sea rica en elementos
teatrales para desarrollar. Hasta que me topé casi por accidente con la que fue
la generadora de esta obra. Situada en los años 50’s en un pueblo de Tucumán
llamado Monteros en el que un asesino serial con hábitos particulares causo
pánico en la zona por casi 10 años, luego de un descanso de varios años en el que
el pueblo parecía descansar de tantos horrores
y mientras se desarrollan los tres días de los carnavales de 1959 un
horrendo crimen trae nuevamente la presencia ominosa de este desconocido
asesino. Pero no todo comienza ni
termina allí ya que hay elementos, intereses y personas a las cuales la sombra
de este monstruo que acecha en las calurosas noches del pueblo les resulta
beneficioso, despegando una red de secretos, códigos de silencio e
intrigas. Ese fue el comienzo de mi
travesía por explorar y crear la historia que se desarrolla allí. Con elementos
del policial negro, suspenso y toques sobrenaturales esta obra sostenida por
una interpretación admirable de sus actores y un acompañamiento de atmósferas
musicales dignas de una banda sonora
fílmica, llevaran al espectador al borde de sus asientos
¿Cuál fue el mayor
desafío al momento de empezar a armar las distintas partes de la obra?
Más allá de lo que todos conocemos acerca de los esfuerzos
que requiere el desafío enorme de montar una obra desde la autogestión, creo
que el mayor desafío en lo que a la obra en sí se refiere, es lograr desde un
espacio de exploración y laboratorio, que cada actor se pueda transitar y
explorar ese lado oscuro que todos tenemos, enfrentarse a sus propios demonios
para poder afrontar la incorporación de la personalidad compleja, profunda y ominosa que proponen sus personajes y
puedan interpretarlos de forma veraz e intensa. Estoy plenamente seguro que
esto sería imposible sin la predisposición y el coraje de los actores para
entregarse a ello.
¿Por qué decidiste
ser artista?
Porque sentía una necesidad enorme de comunicar pero jugando
a ser otros, jugando como lo hacía cuando a los 7 años transformaba un pedazo
de madera en un rifle o una espada o una
varita mágica
¿A qué edad nació
esta pasión por el arte que tenés?
Desde que tengo uso de razón…tengo recuerdos de mis 4 o 5
años donde en los cumpleaños me subían arriba de una silla para recitar poemas
improvisados para todos los presentes.
¿Siempre quisiste ser
artista? ¿Qué querías ser cuando eras niño?
Quería ser pediatra, de hacho también hice la carrera de
enfermería y me especialicé en terapia intensiva de niños y neonatología, pero
el arte ocupó más y más espacio en mi corazón hasta que se lo ganó todo
¿Cuántos años tenías
cuando comenzó tu camino en el teatro?
Mi formación profesional comenzó ya de grandecito…a los 24
años comencé con talleres y cursos de teatro con diferentes maestros. Luego vino
el canto y la danza (hice lo que pude). Hasta el día de hoy en los que incursiono
en la dirección y dramaturgia.
¿Tus padres te
apoyaron en este camino artístico?
Mi papá no tenía mucha idea, pero mi vieja si, hasta sus
últimos momentos apoyó mi arte. Heredé todo de ella, era soprano ligera con
agudos que hubieran hecho sonrojar a Libertad Lamarque y también una gran
organista.
¿Cómo fueron los
primeros tus primeros pasos?
Fueron con el transformismo humorístico, hacia básicamente
el grotezco del transformismo. Así que respeto y le debo la base de todo lo que
soy hoy a esos comienzos
¿Cuántos años ya
llevas en esto?
Desde que comencé a respirar fuera del útero materno. Pero
cuentan que incluso estando allí adentro
también hacia mis coreografías y puestas escénicas eh!
Contanos un poco,
¿como fue ese paso que diste a la dirección?
Hago teatro desde el año 1997 e incursioné es varios matices
del arte, desde el humor grotesco, pasando por el transformismo y la formación
en comedia musical. Pero en el 2010 tuve la oportunidad de participar en la
producción ejecutiva y dirección de un espectáculo con fragmentos de comedias
musicales que llamamos “Máscaras” con la
compañía y apoyo incondicional de un amigo y gran músico Robert Vincent. Fue
allí donde todo el proceso tanto de producción como, la selección de artistas,
la puesta en escena y la dirección, me enamoraron perdidamente de todos esos
componentes maravillosos y pase de arriba del escenario a la parte de abajo y
de atrás.
Me imagino que
después de estos años debe haber un tipo de obras teatrales que te gustan más
que otras… ¿Cuáles son tus preferidas si tuvieras que actuar y cuáles para
dirigir?
Ufff…! Difícil pregunta, porque de cada género teatral que
he visto hubieron cosas de las cuales sentí grandes emociones y decepciones,
tuve la suerte de trabajar en teatros de 1600 butacas y de 40 pero sin dudarlo
te digo que yo soy un ferviente defensor del teatro minimalista, donde la
atención del público este centrada en los actores y lo que comunican, donde no
se pierdan en una escenografía gigantesca. Ese teatro donde con dos cubos de
color negro construyan para el público un universo entero. Admiro y defiendo
esa magia.
Y también en todos
estos años seguro debemos tener mil anécdotas ¿Cuál es la que más recordas, que
hoy nos puede robar una sonrisa?
Estaba con un grupo de teatro haciendo una performance en un
restorán, nos habían dado un cuartito de camarín que no era más grande que un
ascensor y éramos más de 10 personas. Este espacio era no solo reducido sino
que una vez adentro no se podía salir porque daba directamente al público, yo
tenía al menos 12 cambios de vestuario, no había agua, hace rato que la
habíamos terminado, entre las entradas y salidas la sed y la boca seca se hacía
mas y mas insoportable, no podían llegar a nosotros para el agua y tampoco los
mozos nos daba mucha bola, hasta que en una de las salidas observé un vaso con
el que la maquilladora enjuagaba los pinceles que iba usando…bueno, me arrojé
hacia él y me tomé toda esa agua color beige y salí…todos se quedaron
estupefactos mientras yo corría a mi
próximo número. No sé si sacará sonrisas, pero es una anécdota que recuerdo
siempre…
¿Crees que el arte
escénico es importante en nuestras vidas? ¿Por qué?
Es fundamental y necesario como parte de la cultura, para
desarrollarse como ser humano, para
conocer otras tierras, otras gentes, otras historias, para transitar por un
lapso de tiempo pro universos propuestos y viajar con ellos. No concibo una
vida sin el arte teatral.
¿El nombre de esta
página es La Bitácora
del Artista, como tal, qué es lo que guardarías en la Bitácora para que otros
visitantes vean?
Bitácora de viaje: En camino de exploración por tantos
mares, pasamos por espacios tormentosos y momentos en los que la zozobra
parecía inminente, pero sin dejar nunca de quitar la vista del objetivo, con la
convicción de que mas allá hay algo, hay alguien que nos espera en el próximo
puerto para escuchar nuestras historias, no dejamos de desplegar nuestras velas
y avanzar, incluso remando cuando el viento no nos ayude. Confiar en nuestros instintos y escuchar más
al corazón que a la cabeza para llegar cada vez más lejos.
excelente daniel, admiro tu talento
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